viernes, 25 de septiembre de 2009

EL DESTINO DE YAZMIN

POR MIREILLE ESCALANTE DIMAS

Habían transcurrido dos años desde las Justas Nupcias entre Martín y Brenda, y aún se encontraban sin tener al heredero, no tenían bebe. Brenda, había desfilado por varios ginecólogos, quienes le habían recomendado el doloroso tratamiento emocional en la trompas de Falopio por si acaso los ovarios estuvieren obstruidos; ella había visitado curanderos y matronas quienes le habían aconsejado tomarse diariamente la temperatura, y que el día que amaneciera con menos de 37º C de temperatura, razón por la que esa noche, ella debía estar copulando con su marido, era señal de un posible embarazo… también debía bajar de peso, porque le alegaban la gordura no la dejaría concebir un hijo, aunque su peso era de 60 kilos, y su cuerpo era proporcionado debido al constante ejercicio, asistía con regularidad al gimnasio de la colonia, muy cerca de su casa y donde la instructora conocía las aspiraciones de Brenda, focalizando los ejercicios en la parte pélvica, a tal grado que parecía como si constantemente bailaba “mambo”, Brenda hasta el cansancio movía para adelante y para atrás, a izquiera y a la derecha, las caderas; terminando su clase, se trasladaba a una habitación pequeña que tenía una camilla angosta donde ella se recostaba totalmente desnuda, dejándose un pequeño bikini para que una señora alta de manos fuertes, le aplicaba durante cuarenta minutos un masaje reductivo.

Brenda apenas de veintisiete años quería a toda costa sentirse realizada como mujer, y por supuesto tener su bebé, por lo que practicaba todo los consejos dado, y como un ritual diario se sometía a las instrucciones indicadas. Martín de treinta y cinco años, con grado de Capitán del Ejercito de la Fuerza Armada de El Salvador, por su parte, sabía que él no era estéril.

Brenda, en esa noche de “Brujas”, 31 de Octubre, había ido con Martín a bailar a casa de un primo, donde habían tomado unas copitas de más, en la reunión. En la madrugada, de regreso a casa, Brenda le tenía una sorpresa a Martín. Se había comprado un “baby-doll” color melocotón, y como estaba elegantísima con su peinado de salón, su manicure y pedicure perfecto, olorosa a néctar de frutas tropicales, y como si hubiera sido una gatita ronroneante, al nomás llegar a casa, ella corrió a tenderse seductoramente en la cama. Martín, la encontró sensual, con el camisón corto y transparente de Jersey, admirándole sus pechos redondos, y dejando ver sus otros encantos, los que le volvían loco. El, la amó como siempre, la beso de punta a punta, desde el cabello hasta la punta de los pies, la poseyó en suave vaivén, la hizo suya toda la noche. Además ese día, temprano ella se había tomado la temperatura corporal, y según prescripción del médico era la oportunidad propicia para hacer el amor, y concebir un hijo.

Al mes, y a veces hasta con días y semanas de retraso de su menstruación, Brenda, celebraba ese acontecimiento, rompiéndose el hechizo, al encontrarse con dolores de vientre y manchando sangre en sus bragas. Transcurrieron los siguientes seis meses, y Brenda, aún sin salir embarazada. Ella no eras feliz, vivía decepcionada, preocupada, insegura de su relación con Martín, afrontaba la realidad y conocía que un día de tantos, él podría tener un pretexto para dejarla, ó por lo menos para andar de picaflor por ahí con otras mujeres, so pretexto de buscar descendencia.

Martín, dentro de su carrera militar, tenía que afrontar la guerra de los años ochenta en El Salvador, y el destino lo había mandado a presentarse a uno de los tantos operativos en el Cerro de Guazapa. Martín dirigía su pelotón en medio de la maleza, y después del duro enfrentamiento entre la guerrilla y el ejercito, justo cuando quedaba un silencio total, debido al desaparecimiento de los combatientes de la guerrilla, una chiquilla de dos años de edad que a duras penas podía mantenerse en pie, fue descubierta por los soldados, por su constante llanto; la pequeña deambulaba íngrima y sola. No se supo nada de ella… si había quedado huérfana de padres, y sin hermanos… o si ellos por salir huyendo habían abandonado a la pequeña. Martín, vió la oportunidad de recoger a la niña, y de llevarsela a casa, interpretó que Dios se la había puesto en el camino, y que ella salvaría su matrimonio con Brenda… ¡Ya tenían una hija, al fin eran padres!

Se presentó Martín al Registro del Estado Familiar de la Alcaldía Municipal de Colón, a asentarla como hija suya y de Brenda; para ese entonces, las autoridades edilicias no requerían mayores tramites para probar el parentesco, quedando asentada con el nombre de Yazmin, aludiendo a la flor fragante del Jazmín, siendo sus padres: Brenda y Martín..
Ellos desde ese día derrochaban y vertían todo su amor y cuidado sobre Yazmin, a quien mimaban, le compraban juguetes, y cuando estuvo en la edad de asistir a una Guardería, la matricularon. Yazmín creció educadamente, estudió en colegios donde aprendió moral y religión; graduándose de un Instituto como Modelo a la edad de dieciocho años, donde además había recibido clases de etiqueta y de comportamiento social, ella, era el orgullo de sus padres; Brenda y Martín siempre le guardaron el secreto de su origen; para ella, eran sus padres adorables, además eran los únicos seres que había conocido. Yazmin, no recordaba absolutamente nada de su trágica infancia. Sin tanto esfuerzo, logró conseguir trabajo, reunía los requisito de toda una Modelo de Pasarela, era delgada, bien proporcionada, pelo liso azul negro, ojos rasgados, cara ovalada, y labios rojos casi transparentes. La fotografía de su cara y su cuerpo, se perfilaba en las revistas de modas, y más de alguna vez, en la portada principal.

Caía la tormenta de San Bartolomé, el 24 de agosto, trayendo consigo sapitos verde musgo que se quedaban pegados en la solaire, cuando Eladio, un compañero de armas de Martín se había quedado atascado con su vehículo, por la incesante lluvia, casi enfrente de la casa de Martín. Acudió a solicitar auxilio, donde Brenda le prestó una toalla para secarse el pelo, Martín le proporcionó una camiseta para que se quitara la ropa mojada… y naturalmente surgió la alegría de volverse a encontrar con su entrañable amigo de trabajo. Martín le ofreció una copita de cognac para evitarle un posible resfriado. Conversaron largo y tendido, recordaron anécdotas pasadas y agradables.

De pronto, Eladio inquiere a Martín:
-Y qué pasó con la pequeña de Guazapa que encontramos abandonada en el campamento quemado… y sin quién por ella? La que tú recogiste!-
-Mirá, fijate que ella ahora es mi hija, y me siento muy orgulloso! –replicó Martín.
..Ya debe de tener quizá los veinte años, verdad?-inquirió Eladio.
-Si; ella ahora es un símbolo juvenil de superación, es conocida en todo el país; realmente es como el Ave Fénix, que logró superarse; surgió de entre el sangriento enfrentamiento, siendo en la actualidad muy hermosa y humana- explicaba Martín.

Nadie, de los presentes, se había percatado que Yazmin, estaba en la cocina, y que sin querer, se enteró de su origen.

Cuando cesó la lluvia, Eladio se marchó, y Yazmin se dirigió a Brenda, y cariñosamente le dijo:
-No me interesa si no eres mi madre biológica; yo te amo mucho a ti, y a Papito.

Así se cerró el origen enigmatico de Yazmin, quien comprendió al fin, la visión de sus apesaradas pesadillas que más de alguna vez, le oprimieron el corazón.


Santa Tecla, 25 de Septiembre del 2009

Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.

SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.
Ha escrito la obra: “MI TIA CONSUELO DE SAINT EXUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará..

martes, 15 de septiembre de 2009

ROMANCE DESDE EL MAS ALLA

Por MIREILLE ESCALANTE DIMAS

Circe, regresaba después de haber vivido en Comayaguela, Honduras, con sus abuelos, a los diecisiete años cumplidos, el treinta de Diciembre del dos mil ocho, fecha justa para recibir el Año Nuevo, allá había obtenido su titulo de Bachiller; ahora, ya estaba en casa de la Tita, su madre, en la en la Calle El Escorial situada a la derecha de Colonia La Providencia, sobre la cuesta que conduce a la Colonia Dolores, y a Los Tanques de Holanda, la misma calle que desemboca en el Zoológico del Barrio Modelo, de San Salvador.

La casa donde vivía la Tita, estaba construida de tal manera que podía dominarse el rumbo Norte, y Sur. Hacia el Norte lindaba con las casas vecinas que existían sobre la misma calle; y hacia el Sur, el Volcán de San Salvador erguido besando el cielo azul, y abajo, en un hondo precipicio, se divisaban casitas pequeñas del tamaño de cajas de fósforos, formando las colonias y barrios aledaños; estaba formada por tres pisos, había sido construida, en desnivel. La entrada, al nivel de la calle pavimentada, al abrirse la puerta principal se exhibía la sala principal de la casa, y una habitación que contenía la cocina y el comedor; en el piso inferior, abajo, había otro salón amplio, cuya terraza estaba separada por una puerta- ventana de vidrio, donde hermosamente colgaba un trapecio de cadenas doradas, y asiento de madera pulida, que servía para mecerse, mientras se admiraba en la lontananza el paisaje de San Salvador, era un mirador; y en el sótano, estaban los dormitorios de la Tita y de Circe. Todas, las paredes, estaban decoradas por muchos cuadros de pintores salvadoreños.

Circe, por su edad, inquieta, apenas amaneció al siguiente día, y teniendo como excusa la celebración del Año Nuevo, se dirigió a la calle, donde se encontró afuera de la casa vecina, a dos jóvenes desconocidas que dijeron llamarse Estela y Maricarmen,, eran universitarias, tener cada una veinte años de edad y ser inseparables amigas. Circe, las invitó la cena de la medianoche. Las jóvenes estudiantes, encantadas aceptaron, y ofrecieron llegar.

La Tita en el curso del día, se afanaba en preparar el pavo, y Circe le ayudaba aderezándolo. Por supuesto que también estaban invitadas las amistades de la Tita para recibir esa noche el Nuevo Año; y cumpliendo con la tradición cenaron los invitados a las doce en punto y admiraron regocigados desde el mirador, cuando se reventaban las luces de pólvoras.

Al amanecer, los invitados, uno a uno fueron despidiéndose… Estela y Maricarmen, también se regresaban a su casa. Por su edad, Circe, y por no estar acostumbrada a tomar vino, mareada se fue a dormir en la madrugada. Estaba en lo mejor de conciliar el sueño, y por su sopor, no podía distinguir si en realidad estaba ocurriendo, lo que escuchaba a través de la pared, no distinguír si era por el exceso de bebida, o por su imaginación. Ella escuchó al otro lado de la pared de su dormitorio, unos extraños ruidos… eran unos lamentos, gemidos como de dolor, ó tal vez de pasión, suspiros y risas entre cortadas; Circe ignorante de los actos y asuntos sexuales, sin percatarse que se podía tratar de sus vecinas haciendo el amor; comenzó a disfrutar de la situación, le gustó el despertar erótico de sus sentidos, al principio muy tímidamente se tocaba con su pequeñas manos sus partes íntimas, y a medida que se tocaba, iba sintiendo una agradable sensación que no podía explicar qué era debido a su corta edad; sin embargo logró emocionarse a grado tal, que se quedó satisfecha, al tiempo que lanzaba un fuerte suspiro, hasta entonces logró dormirse.

Circe, se dirigió el Uno de enero, a la casa vecina en busca de sus nuevas amigas. Para su sorpresa una anciana abrió la puerta, y le comentó que Estela y Maricarmen, jóvenes estudiantes universitarias, si habían vivido ahí en esa casa, muchos años atrás, pero en el año de 1970, a la edad de veinte años, llegaron unos sujetos vestidos de civiles, en un vehículo Jeep verde olivo, quienes se las llevaron rumbo desconocido; y que ellas habían aparecido a la semana, muertas, y en estado de descomposición debajo de la peña conocida como Puerta del Diablo.

La Puerta del Diablo, actualmente es un paraje turístico, situado a un kilómetro al Sur del Parque Balboa, con vista panorámica, formado por dos rocas separadas desde donde se divisa el litoral del Océano Pacifico, la Villa de Panchimaldo, el Lago de Ilopango, el Cerro de La Pavas y el Volcán de San Vicente. Su nombre, está bien puesto, ya que en la antigüedad, los indígenas lo usaban para brindar sacrificios humanos a sus “dioses”; posteriormente, los cuerpos represivos, torturaban políticos enemigos del gobierno de turno,. colgándolos desde lo alto, boca abajo, terminándolos lanzando al vacío

Efectivamente, en el mismo lugar, donde se habían encontrado a Estela y Maricarmen, también encontraron muerta a la famosa bailarina Guadalupe Montero, el dia de su cumpleaños, el 20 de abril de 1969. Guadalupe Montero, se hizo famosa porque siendo la coreógrafa graduada del Palacio de Bellas Artes de México, daba presentaciones gratuitas de danza en las escuelas, centros rehabilitación, y en el interior del país. Cuentan que ella vestiría siempre de blanco, para cumplir con la promesa que una vez le hiciera a la Virgen Morena, la Guadalupe de México, ya que durante su infancia había tenía principio de poliomelitis, y había estado confinada a vivir muchos años en una silla de ruedas, pidiéndole para ese entonces, a la Virgencita que le hiciera “el Milagro”, de hacer caminar nuevamente, y que ella, le cumpliría dedicándole su vida a danzar, vestida siempre de blanco.
Circe le aseguraba a la ancianita que Estela y Maricarmen, habían estado disfrutando la cena de Año Nuevo, en casa de Tita, su madre, y que todos los invitados habían conversado con ellas, que las habían visto, por lo que le era imposible creer que estaban muertas!

Santa Tecla, 15 de Septiembre del 2009

Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.

SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.
Ha escrito la obra: “MI TIA CONSUELO DE SAINT EXUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará..

jueves, 10 de septiembre de 2009

LA ADORABLE CARMINA

Por MIREILLE ESCALANTE DIMAS

Iniciaba el año de mil novecientos setenta, y la ciudad de San Salvador despertaba aceptando la modernización. Los vehículos, inundaban las avenidas y boulevards, transitando sus amplios carrilles; ya se habían inaugurado hoteles de categoría Cinco Estrellas, como el Hotel Camino Real, sobre el Boulevard de Los Heroes, el Hotel Presidente, frente a la Feria Internacional, el Hotel El Salvador; sotiuado en la Colonia Escalón, y en el corazón de la ciudad, el Hotel Gran San Salvador; habían edificaciones atractivas imitando los Malls.. Corriendo de un lado a otro, y haciendo compras, adentro del Supermercado TODOS, de Metrocentro, Carmina, taloneaba las veinte primaveras, ya que por la tarde debía presentarse a clases a la Facultad de Derecho, de la Universidad Nacional de El Salvador.

Al igual que su nombre, ella había nacido con labios rojos; no necesitaba usar lápiz labial, la sangre se traslucía en la carnosa e insinuante boca; de ojos amarillos almendrados, y tez blanca como la espuma de mar, de estatura media, cabello liso largo azul negro que le caía hasta los hombros, espigada, pechos redondos, caderas voluptuosas, y acentuándose estrechamente su cintura.

Ella, como toda una buena estudiante universitaria, asistía a clases a la Facultad Derecho, ésta, parecía un templo romano, con una arquitectura inconfundible de la época de los Césares; tenía en la entrada largas y extendidas escalinatas, adornadas por varias columnas gruesas que se encontraban a los extremos derecho e izquierdo; su interior, espacioso, techo alto, y pilares gigantescos de mármol de Carrara, pintado de blanco – inmaculado, tal como exigía “la justicia”. Al costado izquierdo, estaba situada la oficina del Decano, y la biblioteca; y en la segunda planta, se alojaban los cubículos de los catedráticos. Habían unos elegantes sillones negros, cómodos casi en la entrada del Decanatado. El piso brillante como un espejo. Al final del amplio salón de la entrada, se encontraba la cafetería, donde los estudiantes, en los intermedios de clases, degustaban un café, luego estaba el majestuoso Auditórium, con un mural del pintor Miguel Angel Salinas, evocando a los trabajadores y a la Paz, simbolizada por medio de una paloma blanca en pleno vuelo llevando una ramita de árbol en su pico. Las Juramentaciones de los nuevos estudiantes, y demás actos académicos, se realizaban ahí..Carmina con su padre, había estado presente hacía dos años atrás en el mismo Auditórium juramentándose como estudiante, comprometiéndose a no ser nunca una “desertora” del Derecho, y a servir a la sociedad..

Por las mañanas, de lunes a viernes, Carmina asistía a clases con el horario de siete a nueve de la mañana. Generalmente a las nueve de la mañana se acrecentaba el movimiento estudiantil, se escuchaba el ronronear de los estudiantes como un panal de abejas exaltadas sobrevolando. La mayoría de los estudiantes, debía presentarse a trabajar a los Juzgados, como empleados ó como litigantes; luego quedaba solo el salón, reinando la tranquilidad y la calma. Al lado derecho, había un pasillo que conducía a los salones de clase, que rodeaban un patio descubierto de forma rectangular, donde compenetraba la claridad del sol, con un par de palmeras.

Carmina gustaba descansar en los sillones matando el tiempo. Un día de tantos se le acerco un simpático joven que le dijo:

-Me llamo Mario Rodolfo, y tú cómo te llamas?-
-Carmina- respondió con cierta timidez.
-Es primera vez que te veo! –dijo Mario Rodolfo.
-Que raro, siempre estoy aquí; lo que ocurre que me voy a la biblioteca a leer- le respondió Carmina.

El comentaba que debido a la beca que le otorgaron para estudiar en Chile, durante dos años, había retrasado sus estudios. De lo contrario quizá nunca se hubieran conocido.

Mario Rodolfo, mayor siete años que ella, tenía un temperamento voluble: a veces entusiasta, otras, melancólico; sin embargo la mayor parte era predecible.

-Quieres almorzar conmigo, y luego vamos al Cine Paris; a la una de la tarde, exhiben una película clásica, de los artistas del cine mudo: - invitó Mario Rodolfo mientras exhalaba el humo del Windsor.
-Bien, no tengo nada que hacer, aceptó- replicó Carmina.

Adentro del cine, esa tarde, se murieron de risa, como nunca lo habían hecho, a Carmina le dolió hasta el estómago de tanta carcajada. Vieron diferentes historias cortas, conocieron las gracias de Gloria Swanson, provocativa y sensual, con su boca pequeña y ojos expresivos atada a los rieles de un tren, pidiendo auxilio; Laurel y Hardy discutiendo y en un arranque de cólera se tiraban recíprocamente pasteles a la cara; Charlie Chaplin, con su caminado especial, una sombrilla que usaba como bastón, y un sombrero de copa negra, enamorando a una señora; Groucho Marx escondiéndose de los acreedores; un film inolvidable, la misma que sus antepasados una vez habían disfrutado.

Por supuesto, que después del cine, ambos se dirigieron nuevamente a estudiar por la tarde al Alma Mater.

Desde ese día, Mario Rodolfo y Carmina, se volvieron inseparables, habían congeniado, se juntaban a la salida de sus respectivas clases, conversaban sobre las materias que cursaban, discutían problemas de trabajos de investigación, analizaban respuestas a los exámenes presentados en el Ciclo, sus vidas las comenzaron a compartir como si hubieran sido almas gemelas, entre ellos, se adivinaban el pensamiento. A pesar de llevar vidas separadas, se identificaban y se compenetraban entre sí.. Carmina, pensaba que éso que sentía era amor, y él por su lado, también sentía corresponderle..

Llegado el Uno de abril, el cumpleaños de Carmina, Mario Rodolfo, le obsequió una rosa roja de tallo largo y sin espinas, la cual aceptó orgullosa Carmina. Por la noche, sin previo aviso, cuando ella se encontraba él acompañado por el famoso tenor Pablo Ríos y el trío de La Praviana la despertaron con música de guitarra, con una serenata, habiendo sido la primera canción, Tres Regalos que decía así::
“”””””” Te espero
No voy a marcharme
No voy alejarme
Sin antes decir .
Que lloro
Que sufro al mirarte
Tan cerca en mis manos
Sin poderte asir-
Quiéreme .
Porque yo creo merecerte
Porque ya logré ponerte
En mi alma tu más grande altar.
¡Ay pero quiéreme!
solo basta una sonrisa
para hacerte tres regalos
son el cielo, la luna y el mar.
Yo que soñé
con tener una reina
que mandara en mis adentros
ya no tengo que buscarla
porque en ti todo lo encuentro”””””””””.


Mario Rodolfo aún conservaba las tradiciones de los abuelos. Carmina, conocía las serenatas solo de las películas mejicanas de Pedro Infante, y Jorge Negrete… Jamás le habían dedicado una!

Fue en ese instante que Mario Rodolfo le declaraba y juraba amor eterno.
El no tenía palabras de cómo expresarse, por ese motivo había acudido a tan bello recurso, e inolvidable declaración unica de amor: la primera que en su vida le ofrecían a Carmina. Así fue como sellaron su compromiso de amarse eternamente.

Continuaron frecuentando diariamente la Facultad, y al haber transcurrido seis meses de la serenata, Mario Rodolfo le propuso a Carmina, celebrar el fin del Ciclo de estudios invitándola a un paseo al Lago de Ilopango, a la quinta de su tío Francisco, la cual estaba situada en el Cantón Asino.
-Mira, deberemos atravesar el lago en lancha- le decía Mario Rodolfo.
-Cuanto tiempo navegaremos?- replicaba Carmina
-No más de veinte minutos, si está cerca el lugar don vamos- explicaba él.

Efectivamente, se encaminaron por la carretera que conducía al antiguo Aeropuerto de Ilopango, rumbo a Oriente, estaba el desvío a Apulo, era una calle estrecha y sinuosa. Al llegar al balneario, éste parecía más un amplio parqueo que un bosque de árboles, con chalets que vendían comida y bebidas al son de la música de rocolas, Al frente estaban las aguas azules y verdosas, que bañaban la playa de arena blanca y gris.

-Te encantará esta una nueva experiencia- le murmuraba Mario Rodolfo, dándole valor para quitarle el temor, al momento de embarcarse frente a un faro ornamental de cemento de ocho metros pintado de color blanco.



Adentro de la lancha, Carmina observó que el motor estaba en la parte trasera, y a la par estaba su conductor; ellos se sentaron tomados de la manos, y la lancha comenzó suavemente a navegar, luego, sintió sobre su rostro un fuerte viento, escuchó el zumbido y el ruido ocasionado cuando se abría paso la lancha en las aguas profundas del lago; logró vencer el miedo de morir ahogada, al ver el paisaje que se develaba ante sus ojos, a su alrededor aparecía un conjunto de diversos árboles, cuyos verdes eran diferentes.
En un abrir y cerrar de ojos se habían atravesado en lancha el lago, y habían llegado a la quinta, la cual quedaba justo en el extremo opuesto de donde estaba el Faro de Apulo. En ese lugar alejado del bullicio, con sus tranquilas aguas que ondeaban suavemente, se encontraba a la orilla, una casita pequeña, una casita de muñecas. Esta era prácticamente una cabaña con todas sus comodidades, sala-comedor, un dormitorio, un baño con ducha y servicio sanitario, y la cocina completamente equipada, hasta se encontraba comida y bocadillos… y vino de todas clases: tinto, blanco, rosado, y sangría. Carmina pretendiendo ser una buena catadora de vinos, comenzó a probar primero uno, luego otro y otro, Mario Rodolfo la secundaba. Perdieron la noción del tiempo, se marearon, y acudieron al dormitorio donde una cama matrimonial los esperaba insinuante. Con la efervescencia y al calor del vino, sus inhibiciones se perdieron, por lo que primero ella se desvistió, quedándose en ropa interior, y luego, él la abrazó ardientemente y con lujuria, sin darse cuenta se quedaron sin ropa, por los poros se sentía que les brotaba a flor de piel el deseo, jinetearon caballos desbocados hasta alcanzar el cansancio, se besaron con locura, se acariciaron todo el cuerpo; se fundieron en un solo ser, quedándose dormidos por dos o tres horas… Cuando al fin despertaron, buscaron al lanchero, quien pacientemente los esperaba a un lado de la playa, y siguiendo las instrucciones del tío Paco, llevó a la feliz pareja de regreso a Apulo.

Santa Tecla, 10 de Septiembre de 2009



PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.
Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.
SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.

Ha escrito :
“MI TIA CONSUELO SUNCIN DE SAINT EXUPERY; y

CONSUELO DE SAINT EXUPUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará..

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