sábado, 31 de octubre de 2009

LOS CELOS DE GLORIA

Por Mireille Escalante Dimas
En un lugar céntrico de la ciudad de Santa Tecla,(1) casi frente al estacionamiento de las ambulancias de FOSALUD (2) , de paredes verde manzano, se encuentra instalada en la casa antigua y solariega, de amplios salones y espacioso jardín, la oficina del Doctor Martír, un prominente e ilustre Abogado, cuya firma alberga la corporación de profesionales del Derecho, quienes prestan sus servicios al pueblo. Ahí, además de celebrar contratos de arrendamiento, traspasos de vehiculos automotores, escrituras públicas de compraventa e hipotecas de inmuebles, donaciones, mutos, matrimonios, de identidad, se atienden casos civiles, penales y de familia, los cuales se ventilan en los tribunales respectivos del Centro Judicial.
El Licenciado Franklin, uno de los abogados que formaba parte del directorio de Abogados; un acucioso litigante, encargado de los asuntos penales, con vasta experiencia, en el ejercicio de la profesión durante más de cuarenta años, vivía remozándose con la Reformas a los Códigos Penal y Procesal Penal. Diariamente acudía al Bufete para atender a la clientela, la cual se componía en la mayor parte del sexo femenino, ya que los procesados eran los maridos, o los hijos de éstas.

Para el veintiocho de octubre del dos mil cinco, una semana antes del día de difuntos,(3) y como defensor de Don Menche, se le había notificado la Audiencia Inicial por homicidio tentado, disparo de arma de fuego, privación de libertad, amenazas a muerte, lesiones, y una camándula de otros delitos. La victima, era la Yuly,quien no se presentó a la Audiencia, con solo este hecho, ya había ganado el caso el Licenciado Franklin, y Don Menche recuperaría su libertad.

Resulta que en una tarde, de esas tardes de cuando oscurece temprano en que las seis pareciera que fueran las ocho de la noche, y donde la luz eléctrica brilla por su ausencia, Don Menche en su finca LA COLINA, donde él se remiraba en su huerta (4), y en la variedad de guineos (5), observaba como buen agricultor, que estaba decayendo la cosecha, -las matas de huerta, no producían como deberían hacerlo,- descubriendo que de manera indiscriminada habían desgajado al azar, los racimos, y las hojas; éstas, para hacer tamales (6) . La preocupación mayor de Don Menche, era que la mata de huerta, por vestirse de sus frondosas hojas, no producía guineos. Fue entonces que decidió averiguar què era lo que estaba ocurriendo en su finca, y utilizó como táctica de presentarse por la noche a hacer rondas, la cual le dió un excelente resultado.

Solo con la luz que alumbraba la luna llena, vislumbro una silueta, resultando ser la de la Yuly quien afanada cortaba los racimos; Don Menche se enojó a tal grado, porque en ocasiones anteriores, como diez veces antes que la había encontrado dañando su huerta, le había prevenido que se abstuviera, fue por ello, que disparó al aire su pistola calibre 38, Smith & Wesson; el disparo fue nada más una alerta, y la Yuly se quedó inmóvil, aprovechando Don Menche para atarla con un lazo (7)a un mango (8) pequeño y delgado; los disparos se escucharon en la lejanía, y llegaron a oídos de los agentes destacados en un puesto de la Policía Nacional Civil, quienes inmediatamente se presentaron a la finca LA COLINA, encontrando amarraba al árbol a la Yuly. Por supuesto que ésta, al verlos, comenzó la escena de victima, se soltó en llanto, dando quejas de Don Menche, en ningún momento aceptó la Yuly culpa alguna sobre los estragos que desde hacía años provocaba a la huerta. Los agentes de la PNC (9) explicaron que particulares no podían hacer capturas, y que por ese motivo, llevarían detenido a Don Menche, quien sería puesto a la orden del Juzgado.

El Licenciado Franklin esa misma noche, casi en la madrugada se presentó a las bartolinas donde se encontraba preso Don Menche, iba acompañado de su auxiliares, dos jóvenes mujeres: Bruna, estudiante de último año de Derecho, y Celeste, Abogada. Ellas se consideraban pareja, se cuidaban mutuamente, e inseparables “amigas”. Bruna había escrito una carta expresándole su amor y pasión a Celeste; y èsta, irressponsablemente la cual guardó en medio del Código Penal del Licenciado Franklin, sin que éste se percatara. El papel escrito comunicaba lo siguiente:

“Cariño, te amo con locura; me haces una falta terrible. Quisiera estar siempre contigo.Te doy miles de besos”. Como firma, los labios estampados de una boca de pintalabios rojo voluptuoso.

Cuando él llegó casi en la madrugada a su casa, agotado, cansado, colocó su Código sobre el escritorio; su esposa Gloria,lo esperaba despierta, y manipuló el libro, cayendo al suelo la nota de amor.

El amanecer de ese día y en medio de su cansancio, se convirtió en un infierno; su esposa lo incomodó con celos infundados. Por vez primera durante sus cuarenta años de casado, se tambaleó su matrimonio. Le ocurrió un suceso inaudito, a él, un hombre serio, responsable en su hogar estable, quien con entera libertad y tranquilidad, se desplazaba a trabajar a la oficina y a los Juzgados de Santa Tecla, en compañía de la pareja de Bruna y Celeste.

La misiva, despertó los celos aletargados de Gloria, los que se avivaron. El, le explicaba pacientemente, y con lujo de detalles, que esa misiva pertenecía a sus auxiliares, quienes además de homofóbicas eran lesbianas. Gloria, cegada por ese sentimiento no aceptaba explicaciones. Veía la sombra de la infidelidad rondándole su hogar; sentía morirse de un ataque cardíaco provocado por los celos. Amaneció luego, en medio de la turbulencia irracional, y sin descansar, el Licenciado Franklin, se lanzó nuevamente a la calle para seguir trabajando.

Se presentó a la oficina, a atender a sus clientes, y ya cuando él se había retirado, el agente de seguridad del colega vecino, se acercó a informarle al Doctor Martir, que una señora sospechosa, de tez blanca, pelo corto y rojo, delgada, y posiblemente de unos cuarenta años, la había visto,haciendo “guardia”, desde las diez de la mañana a doce del mediodía, y por la tarde desde las tres hasta las cinco, y que lo ponía sobre-aviso por si era a él a quien vigilaban y evitarle una tragedia pasional, a fín de que tomara las providencias pertinentes.
En los días subsiguientes, se supo que la enigmática mujer, era nada menos que Gloria, quien espiaba al Licenciado Franklin.

No obstante, el ridículo que hacía Gloria de vigilar diariamente a su marido, al Licenciado Franklin, éste continuo presentándose al trabajo. Sin embargo, la última vez, que se le vió por la oficina, fue el día en que ella,Gloria,llegó intempestivamente al despacho, a hacerle un mayúsculo escándalo, una escena de celos porque lo había encontrado dando consulta a una madre acongojada que le habían privado de libertad a su hijo…

El Licenciado Franklin, abandonó el bufete y nunca más se le volvió a ver ahí.
Ahora èl atiende en su casa, y Gloria le sirve de secretaria.
Terminó las causas penales que tenía pendientes con las auxiliares, que le provocaron tanto lío por la carta romántica;tuvo que tomar esa determinación, porque prefirió su hogar; fue la única solución que encontró para aplacarle los celos a su mujer.

La oficina encontró a otro penalista..

LLAMADAS:
(1) Santa Tecla, la ciudad principal del Departamento de La Libertad, El Salvador.

(2) FOSALUD,- antes se le llamó Unidad de Salud ó Sanidad, en una clínica asistencial que depende del Ministerio de Salud.

(3)día de difuntos, es la fecha señalada como el día dos de Noviembre, y corresponde a la festividad de los fieles difuntos.

(4)huerta, corresponde al árbol de la familia de las musacéas, tronco recto, redondo y sin ramas, de hojas grandes verde claro, y puntiagudas; su fruto es el banano,(guineo) y platano.

(5)guineos, se le conoce también como bananos.

(6) tamales, empanada elaborada de maíz molido y cocido, envuelta en hojas de platanos; plato típico consumido y muy apreciado en El Salvador.

(7) lazo, cuerda o trenza de henequén; sirve para sujetar, amarrar animales y cosas

(8) mango, se refiere al árbol que produce la fruta tropical denominada “mango”.

(9) PNC, son la siglas que significan POLICIA NACIONAL CIVIL. Los agentes pertenecen a la Seguridad Nacional.

Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.

SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.
Ha escrito la obra: “MI TIA CONSUELO DE SAINT EXUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará.
Santa Tecla, 31 de Octubre del 2009.

sábado, 24 de octubre de 2009

PELIGRO EN EL MAR.

Por MIREILLE ESCALANTE DIMAS
En el Oceano Pacifico, sobre el kilometro 45 de la carretera del Puerto de La Libertad; se evocaban las Ruinas del Tazumal, había que descender por unas gradas elaboradas de una roca porosa y negra, para llegar a dos hermosas piscinas de agua salada, formadas por piedras irregulares y gigantescas, las que se llenaban con la olas de la marea alta. Una piscina, larga y profunda, y la otra, redonda, pequeña y no tan profunda. El agua cristalina de ambas, permitían ver a los graciosos peces multicolores nadando de un lado hacia otro, y en el fondo, en la arena. enterrados unos erizos negros, que apenas asomaban sus agresivas espinas.Tal como su nombre lo indicaba, había efectivamente abundante sol, y mucho mar.

A mí, en lo personal, me encantaba frecuentar ese paseo en compañía de mi hijo, un bebé de apenas dos años, y de mi sobrino, de veinte. En el maletero del carro, llevaba una hielera con bebidas, y comida preparada, suficiente; mi costumbre era llegar temprano a recibir los rayos solares y regresar cuando el sol en el horizonte casi desaparecía. Jamás nos podíamos aburrir con semejante paseo. Desde arriba consistía el paisaje, en dominar el Océano, viendo cruzar lanchas de pescadores; y abajo, al mismo nivel de las piscinas, disfrutábamos de sus aguas, donde permanecíamos sentados en las gradas adentro de las piscinas, recibiendo el suave vaivén de las olas.

En el portón de la entrada, quedaba estacionado mi vehículo, frente a el, había una ramada típica que daba una refrescante sombra, recibiendo la brisa marina; y en el suelo, enclavado un tronco de árbol, que servía de mesa con unas bancas de madera rústica para sentarse.

Mi costumbre era domingo a domingo, visitar ese paraje… Un domingo de tantos, por cierto, el último, me había adentrado a nadar en las aguas profundas de la piscina honda y larga, tranquilamente me la atravesaba en estilo dorso, libre, rana, y a veces chapoteando; soñaba en que me convertiría en una sirena de mar. Cansada de tanto ejercicio, bronceada por el sol, ardiéndome la espalda y brazos, me sali a descansar, cuando un lugareño, un joven que cuidaba el lugar, me comento:

-Señora, con Ud. estaba nadando un tiburoncito!-

Me quedé aterrorizada con semejante comentario, y le repliqué:

-¿Quiere decir que era un tiburón pequeño?-

A lo que él asintió.

Nunca más en mi vida volví a nadar en esa piscina, ésa fue la última vez.
Sin embargo, por la tarde me dispuse disfrutar de la otra piscina redonda, pequeña, la cual era profunda solo en mareas altas, cuyas olas penetraban seguidas, trás una, venía otra, y otra incansablemente.

El día lo pasé agradable, en unión de mi familia. A mi hijo, le gustaba jugar con el agua, y pasábamos horas y horas en ella, sin enfermarnos porque –según consejo del médico- el clima era puro, sin contaminación, además era recomendable para el bebé, éste padecía de asma. Enfermedad de la que se curó para siempre, gracias al Dr. Jose Ernesto Ortiz, un eminente Neumólogo.

Tantas veces llegamos a disfrutar de tan bello lugar, que jamás se me hubiera ocurrido ni siquiera remotamente que era ni más ni menos, una trampa mortal.

Las personas que cuidaban el sitio, me comentaron que hacía un par de años, advirtieron a una señora que al mar se le respetaba en las mareas altas… pero ella, desafiando la marea alta, no le prestó atención a la advertencia, respondiendo que sería cuidadosa al respecto, decidiendo adentrarse a la piscina pequeña, sorprendiéndola entonces una fuerte e inmensa ola proveniente de las entrañas del mar que la sacudió con violencia, provocándole golpes bruscos en su cabeza al estrellarla a la orilla de la piscina, y perdiendo inmediatamente el conocimiento; cuando la lograron rescatar, estaba muerta.

Con el hecho de haber compartido las aguas con un tiburoncillo, y con esa historia, opte cambiar de paseo dominguero.

Mi hijo, tiene 28 años, y jamás volvimos a visitar SOL Y MAR.
Tiempo después, lo encontré convertido en un hotel precioso, y con nombre diferente.

Albergaba piscinas de agua dulce, para adulto e infantes; y conservaba naturalmente las dos antiguas piscinas prehistóricas, en el acantilado, piscinas a las que los visitantes si deseaban podían tener acceso. Por supuesto, que ahora, se gozaba hasta de música en vivo, restaurante de comida internacional, totalmente distinto a aquel lugar agreste que yo visité antaño.

Fue en esta vacación de agosto, que mi amiga Margara con su familia, compuesta por sus dos hijos, sus suegros y esposo, decidieron llegar visitar el lugar, buscaban diversión, y encontraron la desgracia.

Solamente los dos hijos, llamados por la naturaleza, descendieron por la gradería de roca, y se adentraron a nadar a la piscina de agua salada, la pequeña y redonda, cuando una ola, de esas olas enormes y violentas los tiraba sin rumbo, a la deriva, tratándolos como muñecos de trapo; el abuelo de los jóvenes,- suegro de Margara-, apreció el peligro, y fue en rescate de uno de ellos; el esposo de Margara,- padre de los chicos,- también se adentró a salvar al otro muchacho… si, ellos, los jóvenes salieron ilesos, y asustados; no así los señores.

El mar se cobró con la vida de ellos. La muerte fue inminente, estrellándoles sus cabezas con la orilla de la piscina formada de roca, golpeándolos incesantemente, hasta dejarlos inconscientes. La diversión se había convertido en tragedia.

Yo, desde un inicio comprendí que en tan bello lugar, a pesar de la atracción cautivadora encerraba un riesgo. Tal pareciera como si nuestros ancestros, los pipiles mareños, de esos acantilados hubieran hecho un santuario a sus dioses, ofreciéndoles sacrificios humanos. Se palpa la presencia maligna disfrazada de la belleza natural, donde almas en pena, acechan sobre las vidas humanas.
Desde esta última desgracia, ignoro si clausuraron o no, esas piscinas de agua salada. Pero definitivamente, es un lugar tetrico.
Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.

SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.
Ha escrito la obra: “MI TIA CONSUELO DE SAINT EXUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará..

domingo, 18 de octubre de 2009

NANET LA COMPLACIENTE

Por MIREILLE ESCALANTE DIMAS

Era una tarde calurosa, pero en las instalaciones del supermercado de la Escalón Norte (1) el clima era agradable debido al aire acondicionado. Había ido de compras para abastecer la despensa de mi hogar, y resulta que no pude hacer las compras, por un imprevisto. A las personas las conozco siempre en diferentes lugares, en la calle, en los almacenes, en los bares. Así que no es de extrañar que haya entablado conversación con un desconocido, además, pude observar que no era un loco… y por su profesión, un hombre muy saludable!

Primeramente, me distraje de mi cometido porque me dirigí a la góndola donde exhiben siempre los best-sellers en español, y justo parado enfrente del estante de libros, estaba un joven atlético, de más o menos de mi misma edad, veintiséis años, y tenía en sus manos a EL PRINCIPITO en edición de lujo, sin conocerlo me le acerqué y entablé conversación con él..

-Es primera vez que lo encuentro en papel bond y con ilustraciones coloridas, pareciera un libro escrito para infantes, pero no lo es; su contenido filosófico, lo hace ser de los pocos libros que siempre están de moda, jamás pierden su actualidad- le externé.

-Me llamo Domingo Sarmiento, igual que todos los argentinos, soy futbolista profesional del Velez Sarsfield, acabamos de tener un juego en el Estadio Cuscatlán… Sí, conozco este libro, desde la primera vez que lo leí, me gustó mucho… el final es impactante, cuando la serpiente muerde al Principito, y la estrella está justo arriba de él.-

-Imaginate Domingo, que hasta Hugo Chavez Frías, sí, el Presidente de Venezuela ha condenado a la hoguera muchas obras literarias, entre las cuales se encuentra EL PRINCIPITO, todo porque contempla en sus historias a un dictador, que le ordena al Sol alumbrar a su planeta, y lo mismo, también le ordena que desaparezca… Es risible, porque cuando fue escrito allá por 1942 ni siquiera había nacido el Presidente aludido- le comenté medio sonriente.

Agregándole, -Soy Nanet, soltera y sin compromiso y ejerzo la Abogacía actualmente, siempre me he destacado en el ejercicio libre de la profesión… Nunca pude incorporarme a un oficina como empleada. Tomé muy en serio eso de la liberalidad de la carrera de Derecho.

Por un instante sentí que nos besamos con la mirada, sus ojos se posaron en los míos, y yo me estremecí de pies a cabeza; inmediatamente hubo química entre nosotros; ese hombre alto, fornido, de cuerpo fuerte, rasgos europeos –de descendencia italiana, según explicación que me dió: hijo de padres italianos radicados en la Argentina- , pelo quebrado color negro azabache, ojos cafés rodeados de espesas pestañas, y con una voz varonil que parecía cantar al hablar me atraía locamente; olvidé mis compras y me dispuse seguirlo a la caja; como todo un caballero, me sorprendió obsequiándome el delgado libro que llevaba entre sus manos e invitándome a tomar una taza de café… la cual por supuesto acepté sin titubear, expresándome que debíamos estar en un lugar íntimo para conocernos mejor. Mi felicidad desbordaba en ese instante, no tenía limite mi alegría; lo extraño, es que ya le había leído la mente, y conocía de antemano la sugerencia.


Nos subimos al taxi –tuve que dejar mi vehículo aparcado en el estacionamiento del supermercado, planeando recogerlo luego; pensé que de todos modos, cierran a las doce de la noche. Además existe la costumbre de que muchas mujeres comprometidas, la mayoría de ellas, casadas, acostumbran a dejar sus vehículos estacionados, para irse con los amantes, y regresar después; al vigilante le entregan una propina por cuidar los carros. Yo conocía esta práctica, más nunca se me había presentado la oportunidad de hacerla.

Nos fuimos directamente al motel más cercano. Dulcemente, -pude compararlo con otros hombres con los cuales he tenido aventuras sin compromisos, solamente disfrutar por disfrutar de la vida- y éste era de maravilla, un hombre bien cuidado parecía un artista de cine, un galán salido de una película.

Domingo, con el poco trato que tuvimos. intuía que se encontraba ante una joven mujer, culta, de buenas costumbres, agradable, rellenita de busto y caderas, marcada con una cintura delgada, y además olorosa a Givenchy, que le despertaba sus instintos animales.
Tal vez los jugadores puedan ser considerados como máquinas, robots, entrenados para correr en una cancha de fut… pero él era diferente. Yo estaba consciente que después de ese día, no lo volvería ver, él se regresaba a Buenos Aires al día siguiente, y como un souvenir accedí obsequiarle amor y sexo. Estoy cien por ciento segura que después de ese estupendo encuentro, me recordaría para siempre.

Disfrutamos del instante, de las caricias que mutuamente nos hicimos delicadamente, él me daba masaje en mi cabeza frotando con las yemas de sus dedos mi cabello, despeinándome y a la vez, como si estuviera peinándome. Nos dimos besos franceses – de los que tanto me agradan y prefiero-, de esos donde su lengua se adentra en mi boca. Recuerdo su piel penetrándome en la mía reiteradamente hasta el cansancio. Luego de un cuarto de hora, nuevamente volvimos a encendernos con esos besos lascivos, y él con sus labios pulgada a pulgada –en agradecimiento por haberlo acompañado, y complacido- recorría mi delgada humanidad, mis redondos pechos y mis glúteos abultados emulando la cordillera del Balsamo. (2)

En todo momento, tuvimos sexo dentro de los estandares de la normalidad que una pareja practica, nada fue extraño, y naturalmente con la protección debida… porque dicen que anda por ahí una serie de bichos que se meten en la sangre y termina uno muriéndose de forma dolorosa.

Me devolvió donde se encontraba mi coche estacionado, y con un beso largo, largo de despedida, nos dijimos adiós… sin cruzar teléfonos ni direcciones. Mis labios aún recuerdan. al sensual Domingo. Increíble, estaba orgullosa de agrandar para mi colección, hasta un jugador de futbol.

LLAMADAS:
(1)Escalón Norte, es una colonia selecta de San Salvador, El Salvador.
(2)Cordillera del Bálsamo, la conforman muchos árboles de bálsamo, creando una especie de bosque que atraviezan el Departamento de La Libertad.
Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.

SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.
Ha escrito la obra: “MI TIA CONSUELO DE SAINT EXUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará..

lunes, 12 de octubre de 2009

LA ASTUTA ALONDRA

Por MIREILLE ESCALANTE DIMAS
Hace cuarenta años en un domingo de Resurrección, día caluroso escuchando el cántico de la cigarras y un cielo limpio de nubes, con vientos soplando suavemente, mi madre, doña Ursula ,auxiliada por la Tancho, la partera oficial del Cantón, me trajo al mundo a la una de la tarde en el Casco de la Hacienda Metalío (1). Precisamente por la fecha de mi nacimiento, se inclinaba mi madre a llamarme “Chon”, pero mi padre don Hermes, no se lo permitió, y como él era quien iba a asentar la Partida de Nacimiento, me escogió el nombre de Juan Carlos, como el del Rey de España.

Así como cuentan las historias los hijos de diplomáticos, que ellos habían nacido en los países mientras sus padres prestaban servicio en el exterior, desempeñándose en misiones de Embajadores, yo me jactaba de expresar que había nacido en El Salvador, en la costa occidental del Océano Pacífico, cuando mi madre disfrutaba de sus vacaciones de Semana Santa.

Estudié mi primaria y secundaria en San Salvador, en el mejor colegio de varones. Me disciplinaron los Maristas; cuando obtuve mi bachillerato, estudié en la Universidad Nacional de El Salvador, la carrera de Arquitectura; siempre viví en pupilajes, y me dedique al estudio, destacándome por las calificaciones sobresalientes, a grado tal que obtuve los mejores lugares en mi curso.

A los veinticinco años de edad, siendo un joven profesional, ingresé por mis aptitudes a trabajar en las oficinas del Ministerio de Obras Publicas; con mis compañeros empleados me llevaba de maravilla. Ellos me enseñaron a tomar licor y cerveza; al inicio yo los acompañaba con Coca-Cola, luego, a degustar una Pilsener…(2); poco a poco, fui adquiriendo la costumbre de irme con ellos, todos los viernes a la cervecería El Mundial, llamada así, porque en televisión de pantalla gigante pasaban los partidos de fútbol de la Copa Mundial Europea.

No es por nada, pero me describo como buen mozo, alto, fornido, blanco, y por mis venas corre sangre aria; soy además nieto del Coronel Alemán Von Brumfort. Las mujeres están casi siempre a mi acecho, pero no les hago caso. Me interesaba conservar mi soltería para disfrutar de la libertad. Un dia de tantos, tropecé con Alondra, a quien conocía solo de vista en el Ministerio donde ambos trabajábamos, pero en diferentes secciones. Ella, siete años mayor que yo, mujer vivida, era delgada, lindando con la desnutrición, de piel morena oscura, y pelo estilo Pocahonta (3)… se me acercó, estando yo completamente ebrio, se me insinuó en la cervecería sin importarle que mis compañeros estaban presentes. Costumbre que ejercía haciendo el amor cuando alguien le agradaba; con el correr del tiempo mis amigos, me comentaron esa practica. Lamentablemente este descubrimiento fue demasiado tarde- para mí.

En esa ocasión acepté irme con ella, es posible que por el alcohol tergiversara mis deseos, y confundido por mis instintos animales, accedí a sus proposiciones, además la vi interesante, hermosa como una diosa indígena, cuando realmente era completamente todo lo contrario, asustaba su delgada figura, pareciendo un espanta-pajaro, diríase que el Quijote de La Mancha era gordo comparado en ella.. Llevé a Alondra al motel situado de la “calle de los locos”, (4) llamada así, porque dicen que los hombres que manejan vehículos entran hablando solos, debido a que las mujeres, suelen agacharse para que la cámara oculta del motel no les capte sus rostros…

Como todo hombre ebrio, la disfruté sexualmente. Reconozco que me porté macho, muy macho. Ella no tuvo recato alguno, se comportó como una mujer fácil, acariciaba mis genitales con su boca, resaltando extraordinariamente el hueso de su pubis más de lo normal, lo que me ocasionaba un placer indescriptible; se aprovechó de mi estado de embriaguez, me galopó al estilo de Federico García Lorca, “sin bridas y sin estribos”. Amanecí al siguiente día, enlazado con mis piernas a las suyas, abrazado tiernamente con ella en la cama, y con una cruda terrible. Al despertar, y volver a mi conciencia, me sorprendí al ver a Alondra a mi lado; le pedí cortésmente que se duchara, se vistiera porque nos retiraríamos sin compromiso alguno. Juro que esa fue la única vez, que tuve contacto sexual con ella; es más nunca más la volví a ver. Como mujer, no llenaba mis expectativas, no me atraía en absoluto ni física ni espiritualmente…

Al año de ese encuentro, fui citado a comparecer a la Procuraduría General de la República, al Departamento de Relaciones Familiares, a reconocer una hija… de Alondra.
No puede ser, le expresé a la Jefa del Departamento, esa niña no es mía… pido se le haga el examen de ADN. La Jefa que atendió el caso, me explicó científicamente que bastaba con una sola vez la pentración para que el espermatozoide fecundara al ovulo; que para evitar un embarazo no deseado, debía prevenirse el contacto físico sexual; que mi acatitud había sido muy a la ligera, sin ningún tipo de responsabilidad.

Al mes, me vuelven a llamar, para comunicarme que el examen dió positivo.
No conforme con el resultado, pagué un laboratorio para que realizaran nuevamente ese examen de ADN.con el objeto de investigarse que esa chiquilla no era hija mía; pero, vuelve el resultado a ser positivo. Sin embargo, abrigando aún la duda de paternidad, busqué otro laboratorio, y volvió a dar el resultado positivo.

La pequeña era morena, negra como un carbón, y yo completamente blanco; de facciones totalmente distintas, ella, tenía la cara de “mona araña” (5), y yo, de caucásico.

No me quedó más remedió que aceptar darle mi apellido, y manutención aunque la niña no se parecía a mí, en lo más mínimo… era igual que su madre, extraída de las selvas de Meso-américa. Llevó ya manteniéndola desde hace 17 años, y me han comunicado, que me falta mucho tiempo más hasta que ella obtenga un grado académico.

Tener hijos así, no vale la pena. Las veces que he visto a la chiquilla, es cuando son las audiencias del Juzgado de Familia, donde la madre ufanamente, llega a reclamarme alimentos para su hija. Aún no concibo como esa pequeña sea mi hija, solo porque la ciencia así lo dictaminó; para mí, es una persona particular, que no tiene arte ni parte mío, además no hay un asomo de amor, ni una palabra de cariño… es alguien extraña, alguien que por una desgracia del destino se convirtió en mi hija.

Por culpa de ese desliz, mis novias me abandonan cuando se enteran de las citas de la Procuraduría, ellas, no quieren a un hombre emproblemado, aunque yo les explique una y otra vez, que se aprovecharon de mi inocencia, de mi inexperiencia de juventud.

En esta época moderna, donde la Ciencia es certera, debemos cuidarnos nosotros los hombres de esas mujeres aprovechadas… si yo no hubiera sido Arquitecto, ni hubiera tenido mi trabajo garantizado, con toda seguridad Alondra no se hubiera fijado en mí, y no me hubiera hecho un hombre infeliz. En lugar de propiciar un ambiente de amor, Alondra lo convierte en hostil; en vez de acercarme a ella, más me ahuyenta; solo recibe mi desprecio. He llegado a conclusiones que el sorteado fui yo, pues posiblemente ya antes Alondra había intentado embaucar a otros hombres, pero no había podido.

LLAMADAS:

(1) Casco de la Hacienda de Metalío, casa amplia patronal desde donde se administra la propiedad, situada en el Cantón Metalío, jurisdicción de Acajutla, Departamento de Sonsonate, situada en el Océano Pacifico.

(2) Pilsener, cerveza de bebida nacional de El Salvador.

(3) Pocahonta, personaje de mujer indígena de Norteamérica de la época de colonización; representada por Walt Disney en película infantil.

(4) “calle de los locos”, carretera que se incia rumbo al Puerto de La Libertad, y donde se encuentran mucho moteles.

(5), “mona araña”- simio pequeño que habita en las montañas de Centroamérica.

Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.

SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.
Ha escrito la obra: “MI TIA CONSUELO DE SAINT EXUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará..

domingo, 11 de octubre de 2009

CELANDO A CASANDRA.

Por MIREILLE ESCALANTE DIMAS

Casandra entrada en sus treinta años, recordaba aquellas palabras proferidas por su difunta tía Greta: y que le retumbaban en la cabeza ”Te quedas a vestir Santos ó a desvestir borrachos”. A pesar que no creí en el matrimonio, le agradaba la idea de formar un hogar de unión libre. De los varios amigos, debía escoger uno que no estuviera comprometido, ni casado; su búsqueda para encontrar marido se había vuelto esencial; y por ser supersticiosa, usaba diariamente ese peculiar perfume cuyo aroma solo en las iglesias se advierte, despidiendo a su paso, olor a incienso..

Ernesto cada vez que la veía, sentía atracción por el aroma, le recordaba la espiritualidad, elemento del que él carecía.

Sus amistades, reconocían que ella tenía buen carácter; era jovial, hacendosa, y atenta, además de ser buena moza, conservaba un elegante y espigado cuerpo, el rostro de perfil griego, ojos vivos color café oscuro; labios de rubí carnosos e insinuantes , nariz larga y estrecha como el de una diosa griega, saludable, animosa, activa, con un trajin de ir y venir de un lado a otro en sus quehaceres domésticos, aceptaba las costumbres modernas. Ernesto le propuso la unión libre y ella aceptó dispuesta a formar su hogar...

Encontraron un pequeño apartamento, más parecido a un estudio de pintor, muy cerca de la Plaza Las Americas donde se encuentra el Monumento de El Salvador del Mundo(1), y de una prestigiosa Universidad, ahí formaron su nido de amor. Los primero días los pasaron de maravilla, todo era amor, besos y comprensión; se estaban amoldando a su nueva vida.

Ella, Profesora de Párvulos, tenía el turno matutino en el Kinder Rosa, y se presentaba a laborar puntualmente; él, bohemio, artista, con un trabajo temporal, y lo hacía solamente cuando le solicitaban sus servicios. Practicaba diariamente tocar el arpa uruguaya, instrumento de 36 cuerdas, de uso escaso en El Salvador, dícese de la músca de arpa, que su melodía nace del corazón. Ernesto, un guitarrista experimentado, viajó a Uruguay a estudiar arpa, y en un período bastante corto, a su regreso, comenzó a dar conciertos en lugares exclusivos, contratado por personalidades –de la sociedad; en cada presentación se hacía acompañar de su amadísima mujer, Casandra, y de su hijo Abel, quien era el encargado de llevar el instrumento a la sala de presentación., él era hijo de su matrimonio anterior. Los conciertos de arpa atraían admiradores, esa música de cuerdas pronto le abrió campo dentro del ambiente social, unos porque realmente admiraban esa música, otros, por curiosidad.

Los problemas comenzaron cuando Casandra, llegaba minutos tarde al apartamento, debido al tráfico excesivo, entonces Ernesto la amenazaba diciéndole a gritos, que ese año sería el último que trabajaría en el Kinder; que se debía abstener de maquillarse debido a que o era un evidente coqueteo con el Director o daba lugar a que la confundieran con una de las trabajadoras del sexo, que su cabello debía peinárselo sencillo, le indignaba que se hiciera el manicure, que las faldas debían ser largas, porque las que usaba no eran apropiadas para una mujer comprometida; que jamás debería salir sola a la calle; que siempre tenía él que acompañarla para hacer las compras en el super-mercado; y el colmo, es que le quitaba el dinero de su sueldo.
Aquel dulce hogar, poco a poco, se convirtió para Casandre en un infierno. Todos los días de Dios había discusión entre ellos. En esas ocasiones, Ernesto intuía que había sido ordinario y rudo con ella, y para disculparse, la alzaba en brazos llevándola amorosamente al dormitorio, donde delicadamente la recostaba, la besaba dulcemente, le buscaba los pechos para acariciarlos, y le cantaba al oído versos románticos llamando al deseo…

Casandra presentía que esa unión libre, no iba a durar ni tan siquiera un año.. Ernesto de la noche a la mañana se había convertido en un ogro. Siendo ella una mujer inteligente, analizó el cambio de temperamento de su marido, y descubrió que cuando ella dormía profundamente por las noches, él se escapaba al bar contiguo, a tomar licor; él regresaba sigilosamente. De tal modo que cuando amanecía, ella se iba a trabajar, y él se quedaba durmiendo… La conducta de Ernesto era debido al alcoholismo gradual, el alcoholismo que él supo esconderle cuando fueron amigos, pero que con el tiempo le brotó, como lo hacen las raíces de un árbol de hule (2). Casandra comprendía que ante esa enfermedad, ella era impotente, a pesar del amor y cariño que le profesaba, comprendía que la separación era la única solución.

Ella temía comunicarle a Ernesto su decisión: la separación, pero como su miedo se lo impedía, buscó el consejo experto de la Dra. Anabel Espino, una Psicóloga de renombre, famosa por haber salvado matrimonios al borde de la separación, y quien el Padre Chicho de la Iglesia Catolica de El Carmen la recomendaba. como una excelente profesional.

El dictamen de la referida profesional, fue que la vida de Casandra corría peligro, en un momento de locura de celos, Ernesto podía matarla. Sobretodo, que el país,(3) había sido señalado como el que tiene más índices de criminalidad, y de violencia en América Latina, pudiendo esta circunstancia afectarle a él; por lo que le recomendó a ella, ir de manera inmediata a presentar la denuncia contra su marido a la Delegación de la Policía Nacional Civil, ya que a sabiendas y que con seguridad, esa tarde, a las seis, se repetiría la macabra escena. Ella solicitó que la acompañaran y que cuando escucharan las voces altas, los gritos proferidos, que ella les abriría la puerta para que se lo llevaran preso por “violencia intrafamiliar”.

El caso se ventiló en un Juzgado de Paz de San Salvador. Ernesto como un corderito, le clamaba piedad a Casandra, le pedía perdón…le juraba amor eterno, y que jamás volvería a humillarla, a maltratarla. Cuando la Audiencia se instaló, la Jueza dictaminó la separación de ambos convivientes, prohibiéndole a Ernesto que no se le fuera a acercar a Casandra por ningún motivo. Ella se regresaba a vivir con su madre, y se separaba rotundamente, de por vida y para siempre de Ernesto. A raíz de esta amarga experiencia, Casandra se decidió dedicar su vida a “vestir Santos”.

LLAMADAS
(1)Plaza de Las Americas de San Salvador, El Salvador, esta ubicada sobre la Alameda Manuel Enrique Araujo y Paseo Escalón, y ahí en ese lugar, se encuentra el Monumento de El Salvador del Mundo.

(2) árbol de hule, árbol del cual se obtiene el hule, es frondoso de hojas verdes y grandes, con raíces principales sembradas y muchas flotando encima.

(3)el pais, se refiere a El Salvador,Centro America
Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.

SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.
Ha escrito la obra: “MI TIA CONSUELO DE SAINT EXUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará..


Santa Tecla, 11 de Octubre del 2009..

domingo, 4 de octubre de 2009

EL PASEO DE CANDY

Por MIREILLE ESCALANTE DIMAS

Acababan de asolar en El Salvador, los terribles terremotos del 13 de enero y de febrero del dos mil uno, quedando las casas por el suelo; San Marcos fue una de las ciudades mas devastadas, razón por la que el Juzgado de Primera Instancia de San Marcos, tuvo que trasladarse a una quinta espaciosa, localizada en el kilómetro ocho, sobre la carretera que conduce a Los Planes de Renderos.(1) . Los salones interiores se adecuaron para oficinas; en el exterior, se apreciaba la magnificencia de la naturaleza, con los pinos y cipreses centenarios, respirándose el aire puro - sin la contaminación del humo de los escapes de los vehículos-; el clima fresco y agradable de montaña perduraba durante del día. En dicho tribunal se ventilan casos civiles y penales.

Candy, como Fiscal de Planta adscrita a dicho tribunal, permanecía en ese lugar las ocho horas laborales. Era una joven Abogada atractiva, de labios sensuales, tez blanca porcelana, mejillas rosadas, cabello amarillo, de ojos extrañamente enormes color miel, pestañas abundantes y rizadas, por lo que su parecido asemejaba más a una extranjera que a una salvadoreña; de estatura mediana, ni alta ni baja pero bien marcado en su cuerpo sus redondos pechos, cintura estrecha y caderas prominentes. Todos los hombres la admiraban en silencio, y murmuraban -Qué atractiva, y qué amable, además, soltera y sin compromiso- . Sus compañeros de trabajo habían comprobado que no tenía esposo, ni novio, y que a su lado estaba su recién viuda madre.

.Entre sus admiradores secretos se encontraba Luis Maceda, a quien se le podría catalogar como buen mozo, alto, muy alto y corpulento, cinco años mayor que Candy. El acostumbrado a llegar diariamente al Juzgado, a agilizar un trámite que por razones de su trabajo se ventilaba en ese tribunal, aprovechaba siempre conversar con Candy. Después de varios días, Luis, entabló confianza y con el objeto de agradarla, le llevaba a obsequiar : melcocha y canillitas de leche (2), los cuales ella coquetamente los aceptaba, y demostrándole su agradecimiento, frente a él, los saboreaba lamiéndolos con su diminuta lengua, hasta engullirlos en su totalidad.

Un día de tantos, Luis no pudo resistir más ese sentimiento que en su interior le quemaba, y lo impulsaba a acercársele más a Candy, así que un día se envalentonó y sacando fuerza de flaqueza, la invitó a dar un paseo al Parque Balboa (3). Quedaron de verse a la salida de su trabajo, a las cuatro de la tarde; él la pasaría a recogerla en su pequeño Jeep el día Lunes, porque efectivamente ese día no había señalada Audiencia, lo que significaba que no había ninguna pena de que pudiera prolongarse la hora de salida. Para Luis, el sábado y domingo fueron los días más largos de esa semana. El estaba ansioso porque fuera ya el día lunes. Había practicado frente a un espejo de cuerpo entero, una y otra vez, las palabras que pronunciaría para seducirla, para encantarla.

Candy, un año antes había tenído una amarga experiencia por aceptarle a Ricardo Toledo, un tosco litigante, la invitación que le hiciera a comer pupusas en el Mirador de Los Planes de Renderos (4). Efectivamente, ella recuerda que inmediatamente después de comerse las pupusas (5),le quiso cobrarse la atención, insinuándole que la llevaría a un lugar a descansar… Ella, le expresó, que no se sentía cansada, y que la fuera a dejar a su casa. Eran días de invierno, resultando un clima variable, en cuanto hacía un calor insoportable, llovía torrencialmente a cantaradas (6). Ricardo, enfurecido, y a excesiva velocidad inició el descenso hacia San Salvador, y fue tan poco caballero, que al nomás llegar a la ciudad por la ruta de la Autopista de Comalapa (7), justo a la altura del Estadio Cuscatlán (8); tuvo el descaro de pedirle que se bajara de su vehículo, bajo una fuerte tormenta. Candy le obedeció… se encontró perdida, no conocía las rutas de los buses, pero ello, no le preocupaba, era más grande el dolor interno causado por la herida inflingida en su corazón, que soltó en llanto; las lagrimas se confundían con la lluvia rodándole por las mejillas. no sabía si lloraba por humillación ó por cólera; pues en su interior, sentía que Ricardo la habia mancillado, intentando abusar de ella, que la había maltratado como a una cualquiera. Al fin, encontró, después de caminar mucho, la parada de buses, que la llevó a casa. …
Al día siguiente en el Juzgado cuando se presentó a su trabajo encontró a Ricardo tan sereno y tan fresco, que hasta alegremente intentó saludarla, pero ella, muy digna ni siquiera le dirigió la mirada, y mucho menos, la palabra.

Con Luis Maceda, sus sentimientos eran distintos. Es más, ese lunes, llegó Candy, olorosa a Amarige, casi se termina el frasco de perfume rociándose por todo su cuerpo. Lucía su mejor traje sastre color negro que le hacía resaltar su piel blanca, con su attaché Chistian Dior, y saliendo del tribunal a las cuatro en punto, Luis la esperaba ansioso en su vehículo.

Se dirigieron rumbo arriba, hacia las alturas del Parque Balboa. La niebla comenzaba a caer suavemente, y el romance fluía en el ambiente. Encontraron el parque sin un alma, totalmente solo. Ellos permanecían adentro del vehículo, estacionados a un lado sobre la calle pavimentada justo donde se encuentra enclavada la escultura de piedra de la imagen del indígena sentado con sus piernas encogidas; platicaban animosamente, y se reían con jovialidad. A los veinte minutos de permanecer así, Luis arrancó el Jeep, y se introdujo en una senda llena de gradas, de muchas gradas, que conectaban a la otra calle pavimentada que estaba situada paralelamente, y servía para acortar el tramo, bajando en su vehiculo las gradas. Suerte para ellos, que no había guardabosque, ni policía vigilante. El Jeep iba brincando y saltando la gradería, llegaron en cuestión de segundos al otro lado de la calle. Candy solo en películas de persecución había visto esas proezas, jamás las había experimentado.

Luis obtuvo lo que deseaba, que Candy se impresionara!

Después de semejante peripecia, Candy aún con el corazón latiéndole que se le salía del pecho, no lograba aterrizar a la realidad. Ahí fue cuando amorosamente Luis le dijo:
-Te voy a llevar a una parte donde podrás relajarte-
Candy, esperaba ansiosa de un momento a otro, ese ofrecimiento, por lo cual, sin titubear, aceptó.

Comenzaron a descender por la carretera de Los Planes de Renederos, y llegaron al kilometro cuatro, donde a mano izquierda se encontraban varios apartamentos pequeños, de dos plantas, pareciendo un colmenar de abejas; estaban al natural, sin pintura, de color cemento. Luis se introdujo a la cochera de uno de los apartamentos, y con Candy se bajaron de vehículo. Subieron unas escalinatas de pocas gradas, y al abrir la puerta de madera, invitándoles a pasar, una cama king size, con sabanas y almohadas de satin.

Primeramente se sentaron en unos cómodos sillones para continuar conversando como dos adultos mientras se tomaban sus apetitosos jugos… Ninguno de los dos, ingerían bebidas embriagantes; ella porque necesita estar sobria para calificar el comportamiento de Luis, y además quería sentirse amada. Luis, por su timidez, prefería la sobriedad, no sentía la suficiente confianza de insinuarle a Candy que se desvistiera; esperando la oportunidad, la cual le llegó con el petexto que él estaba transpirando, de nervios, no hacía calor en absoluto, y a pesar de que al fin la tenía en la intimidad, frente a frente y solo para él, no tenía valor de abordarla; pero se armó de valor, tomó la iniciativa, expresándole:
-Voy a quitarme la camisa; uf, uf, tremendo calor…, quieres que te ayude a quitarte la chaqueta, Candy?

Inmediatamente, ella, solo esperaba esa insinuación, para ponerse de pie, y quedarse en cuestión de segundos totalmente sin ropa…

Luis, la miraba y la admiraba, mientras pensaba: Lo bella que era?
Tenía su triangulo de vello púbico rubio oscuro recortado, descubriendo, que Candy efectivamente parecía europea, y que su color natural del cabello era rubio.
La abrazó, le beso los labios de su boca , carnosos y sensuales, y así ambos se recostaron en la cama. Tuvieron instantes de intimidad gloriosos, a veces ella sobre él lo jineteaba con sus piernas abiertas; otras, juguetonamente, ella quedaba debajo de él con las piernas levantadas sobre sus hombres… Disfrutaron de la miles de poses inimaginables, para hacer el amor. El Kama Sutra, había sido superado, quedaba como un texto para infantes!


LLAMADAS:

(1) Los Planes de Renderos paseo turístico para nacionales como extranjeros, pertenece al Cantón del municipio de Panchimalco, departamento de San Salvador, ubicado a 9.5 kilómetros al sureste de la capital.

(2) Melcochas y canillitas de leche¸ dulces típicos: dulces típicos elaborados; Miel, a base de dulce de panela, que estando muy concentrada y caliente, se echa en agua fría, y sobándola después, queda muy correosa.

(3) Parque Balboa: Pulmon de San Salvador, con 36 manzanas de terreno, poblado predominantemente de nogales, manzana rosa y mango, los cuales atraen variedad de aves y otras especies como ardillas.

(4) El Mirador de Los Planes de Renderos: situado a un lado del Parque Balboa, y tiene una vista panóramica casi total de San Salvador, y en dicho lugar se encuentra un gran número de pupuserías.

(5) Pupusas: Platillo típico formado de maíz con ingredientes de queso, frijol, chicharron, y se cocina en comales de barro, ó de metal.

(6) cantaradas: el agua ó líquido que se riega por estar contenido en una vasija .

(7) Autopista de Comalapa: Carretera de cemente, que conduce al Aeropuerto Internacional de El Salvador y tiene conexión para Los Planes de Renderos.

(8) Estadio Cuscatlán: Conocido como "El Coloso de Montserrat", es un estadio de fútbol en la ciudad de San Salvador, El Salvador.




Todos los personajes son ficticios, al igual que las historias, si hubiere alguna semejanza en particular con alguna persona, hecho o lugar, es una mera coincidencia.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIALMENTE.

SOBRE LA AUTORA:
MIREILLE ESCALANTE DIMAS, Salvadoreña, desarrolla literatura del género literario “Romántico erótico”.
Ha escrito la obra: “MI TIA CONSUELO DE SAINT EXUPERY: LA SACERDOTISA DE LA DIASPORA SALVADOREÑA, que oportunamente se publicará..


Santa Tecla, 3 de Octubre del 2009..