En la población de
Armenia – ahora “ciudad”, vive Eric, bien parecido, alto y fornido para su
edad, hijo de la Niña Tina, la enfermera del pueblo, madre soltera; ellos son
vecinos de Don Ramses, viudo, es el escribiente de la Haciendita, y padre de Cora,
muy frondosa, con pechos nacientes como pequeños volcanes, y caderas redondas;
ambos, púberes de catorce años, juguetones,
sonrientes, radiantes, y aún inocentes - a pesar de la televisión que transmite
programas de escenas pornográficas, y de la libido natural, escondida bajo su inquieto
ímpetu juvenil- se encontraron una tarde, paseando frente al kiosco del Parque
de Armenia, donde se dieron cita para el siguiente lunes a las nueve de la
mañana, ya que estaban de vacaciones las escuelas, era el mes de diciembre, y aprovecharían
el inicio de las (1) cortas de café,
temporada en que Don Ramses estaría ocupadísimo. (2) El “rendez vous” era justo
para dirigirse al (3) río Agua Caliente. Efectivamente ese lunes, al nomás
amanecer Cora le pidió permiso a Don Ramsés para ir a adonde la costurera,
deseaba estrenar el Año Nuevo, pero con su segunda intención llevaba puesto su traje de baño bajo su
vestido.
Por su parte Eric,
solamente le dijo a la Niña Tina, que ya regresaría, que iba a verse con sus
amigos… Al reunirse los jóvenes en el Parque, ellos solos, se encaminaron a la
salida del pueblo, atravesando calles asfaltadas algunas, y otras empedradas,
iban con dirección hacia el río… Al estar frente a él, lo contemplaron desde la sombra de árboles
frondosos; vieron como si un listón
largo cristalino corría frente a ellos, se escuchaba deslizarse suavemente sus
aguas que se dirigían en un solo sentido, rumbo este, abajo; se desvistieron, colocando bien doblada la
ropita en un troncón; ella, en
calzoneta fusia y él, en su impecable bóxer blanco, se lanzaron hacia las
tranquilas pero frías aguas, salpicándose de gotitas de agua helada, mientras
reían escandalosamente.
Al
calmarse los ánimos, buscaron dentro del cauce del río, una poza para nadar y saborear de esa agua
limpia, pura y fresca. Cansados de tanto nadar, decidieron buscar cangrejos en
el río, debajo de las piedras, y como no
tenían recipientes para guardar a los pequeños crustáceos capturados, los colocaron en los calcetines de Eric.
Recorrieron río arriba y río abajo, escudriñando rocas y piedras; consiguieron atrapar
muchos cangrejitos, los que por medio de un hoyo del calcetín, fueron saliendo
uno a uno. A todo esto, iban volando las horas. Y se llegaron las dos de la
tarde.
En la casa de Cora, lo
que nunca había sucedido, Don Ramsés, llegó para almorzar, y cuando dieron las
doce, y ella no llegaba, él se comenzó a incomodar, pues había conocido de
muchos casos, que las jóvenes salían a la tienda, y éstas desaparecían, su
angustia se tornó enorme al ver que eran las dos de la tarde, y Cora no estaba.
El tenía que volver a la Haciendita para recibir la entrega de los cortadores
de café.
Los jóvenes regresaron
a la población, y cada quien a sus casas justo a las 2:30 pm. Don Ramses sintió una
inmensa alegría ver llegar a su hija Cora a casa, sana y salva.
Eric no tuvo
problema al explicar sobre su desaparición. En
cambio, Cora sí, ya que Don Ramses –quien jamás almorzaba en casa- esa tarde
estuvo esperándola desde el mediodía, a pesar de estar hecho un manojo de
nervios, la recibió con alegría, y con diplomacia la interrogaba. Le expuso los
peligros a los que hoy en día se exponen los jóvenes andando solos ahí, por el
pueblo; que este tiempo no es como el de su época de cuándo él fue joven, que no habían crímenes, no se conocían
violaciones, mucho menos secuestros… Hoy en día, El Salvador ha sido señalado
como uno de los países con más índices de violencia, donde no hay seguridad ni
respeto para los muchachos; le explicó que no volviera a desparecerse porque estaría indefensa. Cora se mantuvo
tranquila, no le demostró culpa de haber tenido una conducta inmoral, ni le mostró miedo, le supo ganar la
voluntad; además ella inocentemente se había ido de paseo con Eric. Cora percibió que ese paseo fue un riesgo, un
peligro, pues hoy en día, solo por el
placer de asesinar, pudieron haber sido muertos.
Don Ramsés y Cora, rezaron
y se sentaron a comer tranquilamente; luego Don Ramsés se regresó a su trabajo,
y Cora se quedó regando el jardín de la casa, pero ella comprendió que el escaparse
estuvo mal, y ofreció a su padre no volver a desaparecer abruptamente..
LLAMADAS:
(1)
cortas de café . al iniciar Diciembre,
(2)
El “rendez vous” termino francés para expresar
encuentro.
(3)
Río Agua Caliente se forma de
la confluencia del río Azacualpa o El
Pito y de las quebradas Barranca Victoria y El Muerto a 1.5 kilómetros al
noroeste de la ciudad de Armenia. Corre con rumbo de oeste a este. Finaliza su
recorrido en el punto conocido como canal río Copapayo. La longitud de su recorrido
dentro del municipio es de 7.0 kilómetros;
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